Sé que es difícil de creer ya que este post está patrocinado por el mismísimo hotel pero, ¡nunca había estado en un hotel mejor! Déjame contarte por qué: Nada más llegar a la recepción, ya te da para alucinar. Es una recepción preciosa, super amplia y luminosa y te reciben ayudándote a descargar las maletas de tu transfer y ofreciendote un zumo (no recuerdo de qué) riquísimo. Una vez echo el check-in, te llevan hasta la que será tu habitación (tienen diferentes tipos de habitaciones, para que elijas la que más se adapte a ti y a tus necesidades). En mi caso, tuve la enorme suerte de quedarme en las ‘Villas Valriche‘ en los 10 días en los que estuve en Mauricio. Las villas tienen diferentes “set ups” pero mi villa tenía, nada más y nada menos que: un carrito de golf para moverse por el hotel, 3 habitaciones, cada una con su baño (o 2), un aseo, cocina, comedor y terraza con piscina y zona de BBQ. Mi habitación era una pasada, abres la cortina y tienes unas vistas preciosas, todo verde, los pájaros cantando… Mi baño tenía una bañera enorme y una ducha exterior (donde opté por ducharme casi cada día ya que la temperatura exterior invitaba a ello)… Para ir al desayuno teníamos que coger cada mañana el carrito de golf y en unos 5 minutos llegábamos, el camino de la villa al hotel también era una pasada. Conducíamos (y conducirás si vienes), por medio del campo de golf y de unas mini selvas Mauricianas preciosas, despertar así, sí. Sentarte a desayunar significa elegir de un buffet bastante amplío de comida, de que un barista te haga el café a tu elección o creps, gofres, huevos revueltos… Te sientas y tus vistas son una piscina preciosa a pie de playa entre palmeras. Sí, de verdad que no fue un sueño!